EL ALCALDE (Parte II: El detonante, Alcoy 1873)

 

alcalde de alcoy agustin albors pelletes durante la revolución del petróleo de alcoy



PARTE II EL DETONANTE




EL ALCALDE

alcalde de alcoy agustin albors pelletes en la revuelta obrera alcoyana




   Agustín Albors


Soy Agustín Albors Blanes,
hijo deL papel y deL progreso
desde niño abracé la milicia
y a los diecisiete años
fui subteniente de granaderos.
Me casé con Rita Gueritó Corts
y tuve dos hijos: Julia y Modesto
que fueron mi orgullo y mi consuelo
en los momentos de dolor y de zozobra.

Admiré al general Espartero,
pero luego me hice demócrata
y más tarde republicano,
por influjo de Orense y Martín.
Participé en la insurrección
del valiente Pantaleón Boné,
y por ello fui desterrado
y perseguido por la ley.

Regresé a mi tierra natal
con negocios y propiedades,
textiles, papeleros y diligencias,
que me dieron prosperidad.

Y me dediqué a la política
con fervor y lealtad.
Fui teniente de alcalde y juez,
y también comandante militar.
Dirigí el levantamiento demócrata de Alcoy
y presidí la Junta revolucionaria
que se encargó de la defensa de la población.
Tomé rehenes, monté barricadas,
amenacé con fusilar a dos isabelinos
Fui alcalde de Alcoy dos veces,
y en la primera República
me enfrenté a la revuelta obrera
que pedía pan y trabajo.
Ordené disparar al pueblo
que se había sublevado,
y por eso fui asesinado
en la calle del Mercado.

Así acabó mi vida trágica,
entre sueños y fracasos,
entre luces y sombras,
entre el amor y el odio.



alcalde de alcoy agustin albors preso en el penal de Cádiz
Penal de Cádiz. El cuarto por la derecha es Albors






EL ALCALDE
En el ayuntamiento se encontraron
la comisión de trabajadores y el alcalde
para dialogar sobre la huelga
y buscar una solución al conflicto.
Pero el alcalde, que era soberbio,
no quiso escuchar sus demandas
y les habló con desprecio y arrogancia:
“¿Qué queréis de mí?"
Los trabajadores, que tenían dignidad,
le contestaron con valor y coraje:
“Se acabó tu tiempo y tu farsa.
Queremos tu dimisión”.
El alcalde, que tenía una trampa,
les dijo con falsa bondad:
“Eso tendría que consultarlo al gobernador,
no puedo decidirlo yo solo”.
Y cuando salió la comisión
disparó al aire desde el balcón
era la señal acordada
para que tres policías
ocultos en el campanario
disparasen a los manifestantes.
Cuando Albors volvió a entrar en la sala,
les dijo: "Ahora ya saben que tenemos armas".
Se produjo el primer muerto,
un obrero que cayó al suelo sin aliento
y la multitud se llenó de furia
y gritó: “¡Abajo el alcalde, viva la revolución!”.

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La Revolución del Petróleo


En la noche del siete de julio de 1873.

En la plaza de toros de Alcoy se decide ir a la huelga

por las penurias laborales y la solidaridad
con los papeleros de Els Algars que resisten desde abril
y se le notifica al alcalde Albors la voluntad.

Ocho de julio, Albors no quiere ceder ni negociar
y escribe un bando que desprecia a los obreros
dice que quien quiera trabajar que trabaje
y quien no quiera que se aguante o que se calle.

Ante tal desdén y tal desaire

los obreros claman por la renuncia del alcalde.

Al día siguiente sigue la huelga general

y los piquetes por el pan y por la dignidad


Albors telegrafía al gobernador civil
pidiendo tropas para reprimir el movimiento
y evitar que se le escape el control.

El miércoles nueve de julio, mediodía, era la una
el alcalde cita a la Comisión de los trabajadores
y les pide un plazo de unas horas para responder.
A las tres, Severino Albarracín les habla desde el balcón.
A continuación baja a la plaza.


Pero a las cuatro de la tarde todo cambia

se desata el caos cuando Albors dispara al aire 

y tres guardias municipales desde el Campanar
abren fuego contra la multitud y cae el primer obrero muerto.

Entonces empieza la revuelta popular
se levantan barricadas, se toman rehenes, se toma la cárcel
se quema petróleo y se asedia el ayuntamiento
donde Albors y los suyos se refugian y aguantan.

Durante toda la noche y parte de la mañana
se oyen disparos, gritos, campanas y explosiones
la ciudad arde y sangra en guerra
y los obreros luchan por sus derechos y sus razones.

A las diez de la mañana, ya jueves diez de julio

sin munición  se rinden los guardias del Campanar

y no se les perdona su traición y su crueldad


A las doce del mediodía se encuentra a Albors escondido
entre montones de paja en una casa de la calle San Lorenzo,
en la casa de Elena Barceló,

desde allí es bajado a la calle y ajusticiado.


A primera hora de la tarde 

cuando el sol ardiente rozaba los 38 grados 

y en Alcoy terminaba una revuelta sin cuartel 

que marcaría para siempre su destino y su pasado


Una horda de chiquillos enfebrecidos

 al son de un tambor rasgado y malherido 

arrastraban al alcalde Albors por la calle 

como gato despellejado y sin detalle


"Al río con él", gritaban con furia y desdén 

"No más verdugos y tiranos del pueblo", decía la bandera 

que habían tomado del ayuntamiento 

y que ondeaba una niña con alma de guerrera,

Elena era su nombre; "La Francesa". 


Así terminan las veinte horas de la Revolución del Petróleo
que dejaron quince o dieciséis muertos según las fuentes
y una huella imborrable en la historia de Alcoy
donde los trabajadores se rebelaron contra los poderes.


escena final revolución de alcoy




Alcoy en llamas

Fuego en el Campanar
sangre en la plaza
petróleo en las calles
barricadas y balas.

Albors en el balcón
dispara y amenaza
los obreros responden
con valor y con rabia.

Veinte horas de lucha
por la dignidad
por el pan y el trabajo
por la libertad.

Alcoy en llamas
revolución y memoria
un ejemplo de coraje
una gesta histórica.








Fuentes; Alcoi, julio de 1873 (wordpress.com)

Comentarios

  1. En este pueblo (y fuera) perros y gatos saben que Pelletes fue arrastrado. Lo que no sabe tanta gente es quién era Vicent Arques Gregori. En julio de 1873 tenía 12 años. Entró en la prisión en diciembre acusado de arrastrar “al desgraciado Albors la mañana del 10” [la delación es de otro de 15 años que intentaba librarse de la prisión]. En abril, la guardia civil trasladó Vicent en Alicante [atado y a pie], en el castillo de Santa Bárbara, de donde no salió hasta octubre de 1876 después de pagar la fianza.
    De mote le llamaban Capsoga porque “era atrasado para su edad”. El juez no lo vio claro y llamó a declarar sus antiguos maestro (antiguos, porque en el momento de los hechos ya trabajaba de tejedor). Los docentes aseguraron que era perfectamente capaz de “discernir lo bueno de lo malo y para darse cuenta de los actos que la moral reprueba”. Otros testigos insistieron en que “parecía un bobo”.
    Finalmente el fiscal lo acusó de sedición, de asesinar a Pelletes, de lesiones graves a un guardia civil, de menos graves a un segundo y de leves al capitán. En diciembre de 1887, catorce años después, fue absuelto por falta de pruebas. Él y el resto de acusados.
    Esta es nuestra piedra para el nuevo margen que tenemos que construir entre todas y todos. Se lo debemos a Vicent Arques, a la Lleona, a la Bohua, al Teranyina, al Seguet de la Murtera, a Cagó, a Xufa, a Peret de la Sarga, a Graella, a Penca de Benilloba, a Bacora, al Besat, al Tortet del Rural, y a centenares de nuestros bisabuelos y tatarabuelos.
    Fuente: Diego Fernández y alumnos del ANDREU SEMPERE.

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